jueves, 5 de abril de 2007

5/04/07 5 de Abril

foto de nekrots_rapsodas en 5/04/07
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5/04/07

Queridos lectores y ciudadanos:
Como bien todos saben, la fiesta de chile se elebra el día 18 de Septiembre, sin embargo, en ese día de 1810, sólo tuvo lugar la firma de un documento, que sin ser desmerecido, tardó muchos años en ser reconocido abiertamente. Ocho años para ser exacto, pues el 18 de Septiembre marca el inicio de la guerra por la libertad que lucharon algunos de nuestros ancestros. La libertad, compañeros míos, no se gana firmando actas en pomposos salones, ¡LA LIBERTAD SE GANA EN EL CAMPO DE BATALLA!!, y es así como aquél glorioso día de abril de 1818, Chile se sacudió por fin del yugo español. Esta fecha ha sido olvidada a través del tiempo por la mayoría de los chilenos, sin embargo, aún queda un puñado de maipucinos que recordamos con honor el día que corrió la sangre por nuestra libertad. El texto es cortesía del Ejército de Chile. Saludos.

Al amanecer del 5 de abril el Ejército patriota ocupaba una posición en los cerrillos de Maipú, en el borde sur de una loma que corre de oeste a este, con la División Las Heras a la derecha, la División Alvarado a la izquierda y la División Quintana, atrás. El Regimiento Granaderos, a caballo, quedó en la extrema derecha y los escuadrones de Cazadores de la Escolta Directorial, a la izquierda. La artillería fue ubicada en el centro y las alas.

En cuanto al Ejército realista, cabe recordar que sintiéndose su Comandante en Jefe (General Osorio) más débil que el adversario, resolvió ocupar una posición en el borde de una meseta triangular que se extendía al norte de las casas de Lo Espejo. Dándose frente los dos ejércitos, separados por una hondonada, permanecieron inmóviles en sus respectivas posiciones, a la espera de la batalla. A las 11:30 de la mañana ordenó San Martín que rompieran el fuego las 8 piezas de la artillería del Comandante Blanco Encalada y las 4 de reserva. La artillería realista respondió en el acto. Al cabo de media hora y ante la nula efectividad de estos fuegos, San Martín impartió orden a las Divisiones Las Heras y Alvarado de atacar al enemigo que tenían enfrente. El Coronel Las Heras lanzó los cuerpos de su División contra la División Primo de Rivera, con apoyo de la artillería de Blanco Encalada. La División Alvarado, apoyada por la artillería de Borgoño, avanzó contra el ala sureste del adversario, donde se encontraba el Brigadier Ordoñez.

En un momento dado, cuando el desarrollo de la lucha parecía confuso, se oyó a la espalda de la línea patriota un toque de carga: era la reserva propia que entraba a participar en la acción, contra las Divisiones Ordoñez y Moria. En los mismos momentos, los escuadrones de Cazadores de la Escolta Directorial, comandados por el Coronel Freire, cargaron contra la caballería enemiga que se había situado en el flanco este, dispersándola en todas direcciones. El Teniente Coronel D. Santiago Bueras cayó al frente de su escuadrón, con el pecho atravesado por una bala adversaria. La infantería patriota acometía con singular bravura y la infantería realista resistía con una tenacidad admirable. Formadas en cuadro, las Divisiones Moria y Primo de Rivera resistieron además, entre 8 y 10 cargas de la caballería patriota y, cuando más tarde advirtieron el repliegue del centro y del ala derecha sobre las casas de Lo Espejo, tomaron el mismo rumbo y se reunieron al grueso, sin que los jinetes patriotas lograran desorganizar sus filas. En los instantes en que las últimas tropas realistas alcanzaban las citadas casas de Lo Espejo, llegaba al campo de batalla Bernardo O'Higgins, seguido de un millar de huasos armados y de algunos cadetes de la Academia Militar. Se dirigió hacia el lugar en que se encontraba el General San Martín y, echándole al cuello su brazo izquierdo, le dijo emocionado: "¡Glorias al Salvador de Chile". A lo que éste respondió: "General: Chile no olvidará jamás el nombre del ilustre Inválido que el día de hoy se presentó herido en el campo de batalla".

Ordoñez había reunido en las casas de Lo Espejo las 6 compañías de infantería que comandaba Primo de Rivera y cuya moral era muy alta, a pesar de haber perdido más de un tercio de sus efectivos y los restos de los 4 regimientos de infantería que se habían retirado del centro y del ala derecha. Al llegar al lugar, San Martín dispuso que Borgoño y Blanco batieran con su artillería dichas casas. La infantería patriota cargó con ímpetu y una fiereza implacable que no daba cuartel.

Impresionado por la violencia de la lucha, el Coronel Las Heras ordenó suspender el fuego a los suyos. Los restos del Ejército Realista, refugiados en el huerto y la viña, se vieron obligados a rendirse. De los 4.500 realistas que participaron en la batalla fueron muertos 1.500; 2.289 fueron hechos prisioneros y unos 700 lograron retirarse en orden bajo el mando del Coronel Rodil.

Gran participación tuvo en esta batalla la Caballería, razón por la cual todos los años, en honor a esta histórica fecha, se celebra el día del Arma de Caballería Blindada.
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Quiero destacar la participación en esta batalla del hombre que aparece en la foto, uno de los muchos héroes olvidados de mi nación. El Comandante SANTIAGO, EL HUASO BUERAS.

Cuenta la tradición que, entre los muchos encuentros con la caballería enemiga, en uno de ellos se le quebró el sable, por lo que uso en adelante dos de esas armas que en sus manos eran signos de muerte. No deseaba tener ninguna mano ociosa.
El cinco de abril dice Mitre: "San Martín ordena a los Cazadores Montados de Los Andes y a los Lanceros de Chile que arrollen la caballería de la derecha enemiga, Bueras y Freire cumplen fieramente la orden: llevan una arrolladora carga que siembra la muerte entre los Lanceros del Rey y los Dragones de Concepción, que salen a su encuentro, les hacen pedazos y los persiguen largo trecho en desbande hasta dispersarlos completamente. El valiente Bueras muere en gloriosa carga, al frente de su escuadrón, atravesado de un balazo en el pecho".
Freire toma el mando de todos los escuadrones, son las dos y media de la tarde. Junto a una colina agreste, donde sólo los espinos adornan el paisaje y una pequeña acequia riega los suelos de cultivos, la sangre del héroe junto con la de miles de bravos soldados empapa la tierra arcillosa cimentando con ella la libertad de Chile. Allí estaba el héroe sin par, que firmó con su sangre la emancipación de su patria, a la que había servido y amado sobre todas las cosas. Contaba solo con 32 años.

idiota xD

por qué tienes que ser tan comunacho xD?

igual te amo mongolo =*