viernes, 21 de octubre de 2011

Silente

No, no son ilusiones lo que se termina, no son afectos. Sino eventualidades que podrían (y pueden) desarrollarse hacia vastísimos niveles. De hecho, no podría confirmar que se terminan, de ninguna de las partes. No podría descartar esa única mirada, esas palabras tan hermosas. Ese silencio que me embargaba al leerlas. Todo un amasijo de idioteces sinsentido, que me dejan sonriendo, sin aliento.

Y una gatita que quizás esté durmiendo entre sus brazos en estos momentos de insomnio.

Estoy más que nada sorprendido. Por una sensación de abatimiento, casi una sensación de derrota, pero a la cual no puedo atribuirle ningún fundamento racional, ninguna noción de justicia. Por eso me vuelvo contra mí, enojado.

Sin embargo, he de repetir, pues tengo la convicción, que hay ciertos indicios que no pueden simplemente obviarse. Y además, tenemos el tiempo de nuestro lado, siempre. La única acotación que puedo hacer, que siempre la he sostenido, es que puedo, y me placería, luchar contra otro hombre por una mujer; pero luchar contra los fantasmas es un trabajo que simplemente no vale la pena.

Ahora, para quien me ha estado robando las palabras, va ésta canción, esperando que el final no sea sino un principio idílico, en un futuro cercano:

Ángel para un final (Silvio Rodríguez)

Cuentan que cuando un silencio
aparecía entre dos,
era que pasaba un ángel
que les robaba la voz.
Y hubo tal silencio el día
que nos tocaba olvidar
que, de tal suerte,
yo todavía
no terminé de callar.

Todo empezó en la sorpresa,
en un encuentro casual,
pero la noche es traviesa
cuando se teje el azar.
Sin querer se hace una ofrenda
que pacta con el dolor
o pasa un ángel,
se hace leyenda
y se convierte en amor.

Ahora comprendo
cuál era el ángel
que entre nosotros pasó.
Era el más terrible,
el implacable,
el más feroz.

Ahora comprendo en total
este silencio mortal.
Ángel que pasa,
besa y te abraza,
ángel para un final.

Solus Voluptas Manebo
Áthurel Rimbaud

P.S: La foto es de ayer mientras veía la comedia. Sonreía bastante más que hoy a la misma hora, sin embargo, las razones eran más o menos las mismas 

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